Después de tantos años no me puedo creer que esto esté pasando. He sido alumna de Herminia hace más de 15 años, durante todo lo que duró mi primaria (desde primero hasta sexto). Considero que un gran porcentaje de mis compañeros ha sido maltratado física y psicologicamente por esta profesora. Pocos son los recuerdos que ya tengo, pero entre ellos hacer recoger su propio vómito a una compañera, no nos dejaba ir al baño, nos pegaba con un anillo en la cabeza y nos humillaba y ridiculizaba, hasta llegó a decir un día, con 7 años, que ese era el fin del mundo y una niña entró en crisis de ansiedad. Esto evidentemente fué descendiendo con los años y no era con todos mis compañeros ya que tenía sus “apreciados” (casualmente los hijos de los que ella consideraba los padres mas favorecidos, los que eran algo en la vida, los que habían estudiado, etc “porque esto para ella era algo muy importante”).
Decía conocernos “perfectamente” y sabía cuáles ibamos a llegar a algo en la vida y cuáles no, claro está que no se equivocó porque eso es lo que ella nos había influenciado durante años. A sus favoritos los hacía subir como la espuma y a sus menos agraciados los humillaba ante los demás, creándonos complejos para toda la vida y creando disputas entre nosotros por aquel entonces, y las etiquetas que ella nos puso aun hoy las tenemos entre nosotros. Ejemplo de ello eran las obras de teatro que hacíamos. en las que los de siempre eran los protagonistas, los de siempre los que pintaban los decorados y los de siempre los que íbamos detrás a recoger y limpiar...
A estas alturas se puede apreciar que yo no era de sus más agraciadas, no daré detalles de las cosas concretas que a mí me ha hecho, ya que quiero permanecer en el anonimato, pero solo diré que no sé si algún día podré liberarme de las secuelas que ido acarreando de mi infancia. Al pasar a la secundaria estuve con profesores maravillosos, que no solo me enseñaron a aprender, sino a creer en mí. Hoy soy lo que soy gracias a mi misma y he luchado mucho por crecer como persona (porque según ella nunca iba a ser nada en la vida...) y si por casualidad, la “señorita” Herminia, que era así como nos hacía llamarla, estuviese leyendo esto, y por cualquier atisbo, se pudiera imaginar quién soy, le diría que se equivocó conmigo.
Hace poco, estando de vacaciones, puse el televisor y para mi sorpresa veo una periodista en la puerta de un colegio “denunciando” la indignación de unos padres con una profesora en Las Rozas, ponían algunos ejemplos como que había tenido desatendido a un niño que se había roto un brazo y no lo llevó al médico, que a una niña no la había querido pasar de curso porque la consideraba inmadura... y fué ahí cuando le dije a mi pareja: “Es Herminia”. Para mi fué increible y me quedé atónita cuando la periodista dijo el nombre de esta profesora: Herminia Martinez Gomez, aquella que durante años había jugado con nuestra personalidad.
Al año siguiente de nuestro último curso con ella, empezó un nuevo curso con niños de primero de primaria (6 añitos), sé que los padres estaban descontentos y también avisaron a los medios, y creo incluso que la denunciaron porque al año siguiente abandonó el colegio, todos estos niños estuvieron en tratamiento psicológico. Según decian los medios incluso había pinchado en el brazo a un niño con una parálisis porque no le creía.
Decía conocernos “perfectamente” y sabía cuáles ibamos a llegar a algo en la vida y cuáles no, claro está que no se equivocó porque eso es lo que ella nos había influenciado durante años. A sus favoritos los hacía subir como la espuma y a sus menos agraciados los humillaba ante los demás, creándonos complejos para toda la vida y creando disputas entre nosotros por aquel entonces, y las etiquetas que ella nos puso aun hoy las tenemos entre nosotros. Ejemplo de ello eran las obras de teatro que hacíamos. en las que los de siempre eran los protagonistas, los de siempre los que pintaban los decorados y los de siempre los que íbamos detrás a recoger y limpiar...
A estas alturas se puede apreciar que yo no era de sus más agraciadas, no daré detalles de las cosas concretas que a mí me ha hecho, ya que quiero permanecer en el anonimato, pero solo diré que no sé si algún día podré liberarme de las secuelas que ido acarreando de mi infancia. Al pasar a la secundaria estuve con profesores maravillosos, que no solo me enseñaron a aprender, sino a creer en mí. Hoy soy lo que soy gracias a mi misma y he luchado mucho por crecer como persona (porque según ella nunca iba a ser nada en la vida...) y si por casualidad, la “señorita” Herminia, que era así como nos hacía llamarla, estuviese leyendo esto, y por cualquier atisbo, se pudiera imaginar quién soy, le diría que se equivocó conmigo.
Hace poco, estando de vacaciones, puse el televisor y para mi sorpresa veo una periodista en la puerta de un colegio “denunciando” la indignación de unos padres con una profesora en Las Rozas, ponían algunos ejemplos como que había tenido desatendido a un niño que se había roto un brazo y no lo llevó al médico, que a una niña no la había querido pasar de curso porque la consideraba inmadura... y fué ahí cuando le dije a mi pareja: “Es Herminia”. Para mi fué increible y me quedé atónita cuando la periodista dijo el nombre de esta profesora: Herminia Martinez Gomez, aquella que durante años había jugado con nuestra personalidad.
Al año siguiente de nuestro último curso con ella, empezó un nuevo curso con niños de primero de primaria (6 añitos), sé que los padres estaban descontentos y también avisaron a los medios, y creo incluso que la denunciaron porque al año siguiente abandonó el colegio, todos estos niños estuvieron en tratamiento psicológico. Según decian los medios incluso había pinchado en el brazo a un niño con una parálisis porque no le creía.
Años más tarde, por circunstancias propias de vida, que no tienen nada que ver con el asunto, acudí a una psicóloga. Un día, después de varias sesiones, cuando me preguntó por mi infancia y le hablé de mi profesora, no se lo podía creer, ella era la psicóloga que había trabajado con aquellos niños del curso siguiente. Esto para ella fué una clave para hacerme comprender muchos de mis complejos y temores.
Hace un año mis antiguos compañeros decidieron hacer una cena, y a última hora la invitaron. Por supuesto yo asistí, sabía que eso me ayudaría a enfrentarme a mi pasado, simplemente le mostré indiferencia. Como era de esperar no había cambiado nada, seguía totalmente igual, y me sorprendió muchísimo que seguía juzgándonos y etiquetándonos de la misma manera, pese a que han pasado los años y todos hemos cambiado. No le guardo ningún rencor, bueno ciertamente si... solo me dió rabía el que para ella al volver a vernos y ver “quien había llegado a algo en la vida y quien no” (aunque en mi caso y en el de algunos compañeros no fué asi) y que se habían cumplido sus “presagios” fué muy gratificante para ella . Dijo: “si ahora volviese a vuestro primer año, volvería a hacerlo todo como lo hice”, me hubiese gustado rebatirla, pero después de tantos años ese miedo a contestarla, incleiblemente se volvió a apoderar de mi.
Para finalizar diré que no me extraña nada que esto esté pasando, y no quiero ser mala pero me alegro muchísimo porque tiene lo que se merece, me alegro también, de que ahora haya padres que tienen el valor de denunciar y, lo más importante, de creer a sus hijos, digamos que los nuestros, por cuestiones de época también estaban influenciados por ella...
Seguramente, como los de inspección pasan de todo seguirá en la educación, creando niños aplacados... Aunque espero que esto no suceda. Aun así no le quedará mucho ya para la jubilación, si es que no ha pedido un aplazamiento, que no me extrañaría nada porque esto lo hace por maldad, para divertirse a costa del sufrimiento de unos pobres inocentes, por vocación como nos decía a nosotros...
Hace un año mis antiguos compañeros decidieron hacer una cena, y a última hora la invitaron. Por supuesto yo asistí, sabía que eso me ayudaría a enfrentarme a mi pasado, simplemente le mostré indiferencia. Como era de esperar no había cambiado nada, seguía totalmente igual, y me sorprendió muchísimo que seguía juzgándonos y etiquetándonos de la misma manera, pese a que han pasado los años y todos hemos cambiado. No le guardo ningún rencor, bueno ciertamente si... solo me dió rabía el que para ella al volver a vernos y ver “quien había llegado a algo en la vida y quien no” (aunque en mi caso y en el de algunos compañeros no fué asi) y que se habían cumplido sus “presagios” fué muy gratificante para ella . Dijo: “si ahora volviese a vuestro primer año, volvería a hacerlo todo como lo hice”, me hubiese gustado rebatirla, pero después de tantos años ese miedo a contestarla, incleiblemente se volvió a apoderar de mi.
Para finalizar diré que no me extraña nada que esto esté pasando, y no quiero ser mala pero me alegro muchísimo porque tiene lo que se merece, me alegro también, de que ahora haya padres que tienen el valor de denunciar y, lo más importante, de creer a sus hijos, digamos que los nuestros, por cuestiones de época también estaban influenciados por ella...
Seguramente, como los de inspección pasan de todo seguirá en la educación, creando niños aplacados... Aunque espero que esto no suceda. Aun así no le quedará mucho ya para la jubilación, si es que no ha pedido un aplazamiento, que no me extrañaría nada porque esto lo hace por maldad, para divertirse a costa del sufrimiento de unos pobres inocentes, por vocación como nos decía a nosotros...
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